Lucía de Fátima señaló que el Tercer secreto está en el Apocalipsis, y más concretamente en los capítulos VIII y XIII; ambos se refieren a los castigos, al falso profeta, y al anticristo. Esa Tercera parte del secreto de Fátima fue dada a conocer por el Vaticano en el año 2000 las dos partes anteriores ya se habían hecho públicas con anterioridad.
Pero existe una Cuarta parte, o la explicación de la Tercera, si se quiere, que consta de veinticuatro líneas manuscritas y que ha permanecido oculta. Dicha parte fue publicada por el escritor y periodista José María Zavala, año 2017, en su libro El secreto mejor guardado de Fátima. Son también varias las personas cercanas y de confianza de los papas anteriores que manifestaron haber visto esa «Cuarta parte del secreto de Fátima», y que no fue divulgada en el año 2000.
La publicación de tan trascendental documento en el mencionado libro estuvo precedida de un riguroso y exhaustivo informe pericial caligráfico, realizado por uno de los peritos calígrafos de mayor prestigio en España, Begoña Slocker de Arce. El resultado de dicho estudio fue concluyente: el texto de la «Cuarta parte del secreto» fue escrito por la misma mano que los anteriores todos de puño y letra de Lucía Do Santos, la vidente de Fátima, y aprobados por la Iglesia.
El cardenal Raymond Leo Burke nos advierte sobre el mensaje de Fátima:
«El mensaje de Fátima habla de las fuerzas diabólicas desencadenadas en nuestro tiempo en el mundo, que se introducen en la vida de la propia Iglesia alejando a las almas de las verdades de la fe y, por lo tanto, del amor divino que mana del glorioso Corazón traspasado de Jesús» Cumbre del Centenario de Fátima. Abadía de Buckfast Inglaterra. 13 de octubre de 2017.
Pero junto a su advertencia, el cardenal Burke ofrece también un mensaje de esperanza para los momentos de adversidad:
«Si bien deberíamos ser realistas sobre los grandes males que acosan al mundo y a la Iglesia, también deberíamos estar llenos de esperanza en la victoria del Sagrado Corazón de Jesús a través del Inmaculado Corazón de María».
Y prosigue diciendo:
«La Virgen en Fátima nos ofrece los medios para ser fieles a su Divino Hijo, encontrar la sabiduría, y obtener la fuerza de la gracia salvadora a un mundo profundamente perturbado:
1º Rezar el Rosario cada día.
2º Usar el escapulario marrón.
3º Hacer sacrificios por la salvación de los pecadores.
4º Reparar las ofensas a su Corazón Inmaculado con la reparación de los Cinco primeros sábados.
5º Al papa le pide la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón».
El cardenal concluye con estas palabras magisteriales: «La Virgen continuará hablando a nuestros corazones igual que hablaba a los corazones de los mayordomos del vino en Canaán: «Haced lo que Él os diga». En la Cumbre del Centenario de Fátima el cardenal Burke invitó también a los fieles a rezar la oración mostrada por el Ángel a los niños de Fátima:
«Dios mío, creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan y no te aman».
Por su parte el padre Ingo Dollinger, hijo espiritual del padre Pío el «santo de los estigmas» y amigo personal del papa Benedicto XVI, a quien la estigmatizada Teresa Neumann le profetizó que tenía que ser sacerdote por deseo de Cristo, explicó que justo después de la publicación en junio de 2000 del Tercer Secreto de Fátima por el cardenal Angelo Sodano, el cardenal Joseph Ratzinger le dijo en una conversación personal, tras concelebrar misa con él, que una parte del Tercer Secreto permanece inédita: «Hay más que lo que publicamos» —afirmó Ratzinger.
A medida que va pasando el tiempo van disipándose las dudas de estar viviendo ya los tiempos de Fátima, es decir, la materialización de la «Cuarta parte» del secreto referida a la apostasía. Se trata de un secreto manuscrito por Lucía y recogido en veinticuatro líneas: «Se equivoca quien piensa que la misión profética de Fátima está acabada» Benedicto XVI. Fátima. Mayo de 2010. Veamos a continuación lo recogido en la tercera parte de la visión y que fue dada a conocer en el año 2000. De especial interés resulta el texto destacado en negrita:
«Vimos en una inmensa luz que es Dios, algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él, a un obispo vestido de blanco hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre … Llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por unos soldados».
En la visión correspondiente a la cuarta parte, y que conocemos gracias al libro de José María Zavala, se recoge lo siguiente:
«Nuestra Señora nos mostró una visión de un individuo que yo describo como el «Santo Padre», ante una multitud que estaba alabándolo. Pero había una diferencia con un verdadero Santo Padre, la mirada de demonio, éste tenía los ojos del mal».
¿Se refería Lucía, la vidente de Fátima, al papa Benedicto XVI cuando escribió que vieron a un obispo vestido de blanco muerto por unos soldados? Si se hubiera referido al papa oficial hubiese hecho mención expresa a él como «papa», en lugar de hacerlo como «obispo». ¡Ah, pero ningún obispo viste de blanco, salvo el sumo pontífice! Luego… ¿quién es el «obispo vestido de blanco», que por consiguiente ya no es «papa», y que es perseguido mientras huye de Roma? No lo sabemos. Por otra parte, Lucía tiene la visión de «un individuo» que ella describe como el «Santo Padre», pero éste tenía «la mirada de demonio, pues tenía los ojos del mal».
Parece claro que se trata de un papa que huye de Roma entre cadáveres para salvar su vida, nada que ver, por tanto, con la versión ofrecida por el Vaticano en el año 2000. Nótese también que ambas visiones se refieren a dos «Santo Padre», pero con descripciones muy diferentes una de la otra. Desde el año 1960 en que debió haberse revelado el Tercer secreto de Fátima al mundo, ningún papa se ha atrevido a divulgar el contenido de tan preocupante como incómodo mensaje. ¿Es por temor a ser considerado el papa aludido en el secreto? ¿Quién puede ser el «Santo Padre» que Lucía describe con la mirada de demonio por tener los ojos del mal?